Chile se quema
Una densa capa de humo y cenizas cubre Santiago, Rancagua, Valparaíso, y otras ciudades y pueblos del país. A la fecha, van 40.000 hectáreas de vegetación consumida, cien focos activos y cientos de personas han quedado sin hogar. Solo en la sexta región, en Pumanque, se han consumido 15.000 hectáreas, siendo uno de los incendios más grandes que se tenga registro, el que ya está afectando sectores residenciales y abarca el 60% de la comuna.
En Vichuquén, 2.730 hectáreas incendiadas cobraron la vida de 3 brigadistas y 4 resultaron gravemente lesionados.
En Valparaíso los incendios intencionales son pan de cada día, y ya han destruído cientos de casas y provocado millones de dólares en pérdida.
Los hechos
En Chile y América Latina, la totalidad de los incendios forestales son por culpa del ser humano, a excepción de los incendios producidos por erupciones volcánicas, u otras causas menos comunes.
El Estado de Chile destina cerca de 40 millones de dólares al año para combatir incendios, y cuenta con alrededor de 1.700 brigadistas, los que reciben un sueldo de 400 mil pesos mensuales. Esto ha sido criticado incluso por sectores del mismo gobierno, siendo rechazado el actual presupuesto para el Ministerio de Agricultura y CONAF.
Si comparamos éstas cifras con otros países, Chile tiene un presupuesto paupérrimo para el combate de incendios. Por ejemplo, solo en California se destina el triple de recursos, tienen cuatro veces más brigadistas, los que reciben un sueldo de alrededor de 3 millones de pesos. Sin contar la maquinaria, aviones e infraestructura con las que cuenta, que superan con creces las destinadas por nuestro país.
Es decir, no tenemos ni la cantidad de gente, ni los recursos, ni la infraestructura necesaria para dar abasto a todos los incendios forestales que se producen.
Tal vez por esto, el presidente de uno de los sindicatos de brigadistas de CONAF culpó a las autoridades de la muerte de los 3 brigadistas. Con “autoridades” se refiere ciertamente al director nacional de CONAF, que a su vez es elegido por la presidenta.
Las FFAA, que deberían ayudar a controlar estos siniestros, solo destinan 288 militares para el combate de incendios, de un total de 60.560. Una institución que cuenta con 5230 millones de dólares de presupuesto solo para el año 2016, debería estar abocada cien por ciento al combate de incendios, ya que es el único combate urgente en que debemos vencer.
Empresas en la mira
La totalidad de los incendios son por culpa del ser humano, y varios de ellos son intencionales. En el Bosque Panul, por ejemplo, Incendio en Bosque Panul, justo en el momento más álgido del conflicto entre inmobiliarias y comunidades. Bomberos y PDI certificaron no solo intencionalidad, sino que los delincuentes mostraron un vasto conocimiento de como iniciar un incendio difícil de apagar.
La Quebrada de la Plata, bastión natural que sobrevive al ataque de las mineras en Maipú, fue incendiada ferozmente el mismo día en que era declarada “Santuario de la Naturaleza”.
Algo similar ocurrió hace algunos días en Chicauma, una verdadera reserva de vegetación nativa, asediada por inmobiliarias y empresas turísticas y mineras.
Y para que hablar de los incendios que años tras año afectan a la “Reserva Ecológica” del Fundo Macalto, en la comuna de la Florida, donde se desarrolla uno de los proyectos inmobiliarios más grandes que se han construído en el país. Macalto, de propiedad de 4 poderosas familias (clan Cueto, Sarquis, Kassis y Zalaquett) han burlado todas las normas ambientales y hoy presionan para continuar construyendo casas y edificios hacia la montaña.
Incendiar bosques para bajar el valor ambiental y poder construir se ha vuelto una práctica habitual de varias empresas, motivadas sobre todo por las bajas penas (muchas veces solo pequeñas multas) que recibirían.
Estado incendiario
El Estado, tanto el gobierno como los municipios, son responsables directos de la gran cantidad de incendios forestales sin control. No solo por la paupérrima entrega de recursos, ni por la baja cantidad de voluntarios, o de infraestructura necesaria, sino que además, por no contar con una real política de protección y recuperación del medio ambiente, que incorpore ecosistemas estratégicos para su conservación y cuidado.
Además, ha promovido la privatización y uso irracional del agua, y un cambio de bosques nativos por plantaciones de pinos y eucaliptus, mucho más combustibles, generando extensas sequías que agravan las condiciones para que se generen incendios. Basta ver solo lo que ocurre en Valparaíso, donde 5 predios privados con plantaciones rodean la ciudad, sin ningún cuidado o política ambiental estratégica que busque incorporar a dichos predios a una protección más rigurosa, lo que ha convertido a la ciudad patrimonio de la humanidad en un verdadero polvorín.
O el caso de la comuna de la Florida, donde los incendios son habituales en la precordillera y en el Bosque Panul, territorio que ni el gobierno ni el municipio han querido proteger a través de un parque público.
Ciertamente, la protección por sí sola no terminará con los incendios forestales, pero debemos recordar que la mayoría de los incendios se producen en terrenos privados, sin protección alguna, donde la posibilidad de reacción es siempre tardía.Sin embargo, la respuesta del actual gobierno es continuar con el modelo extractivo y destructor de la naturaleza, concesionando de paso lo poco que está protegido.
En el fondo, los mega incendios forestales son una gran cortina de humo que tapan el real problema: negligencia estatal y falta de una política institucional de recuperación y protección ambiental.
Vecinos hacen la pega
En la comuna de la Florida, donde sus bosques son asediados por inmobiliarias, la comunidad ha reaccionado de manera coordinada y oportuna.
Hace 2 años se creó la Brigada de Emergencias Alto Florida, para combatir los incendios forestales. Esta Brigada es totalmente autogestionada, cuenta con un carro-bomba y un espacio en la sede de la Junta de Vecinos de lo Cañas, y ha logrado detener una decena de incendios gracias a alertas tempranas y a la llegada y acción rápida de sus miembros y otros vecinos que se suman al combate. Esto a sido decisivo para que, a la fecha, no se hayan registrado incendios mayores. En éstos momentos ayuda a combatir un incendio de gran magnitud en la Quebrada de Macul, que ya suma 100 hectáreas.
Sin embargo, su trabajo se ha visto obstaculizado por el municipio de la Florida y por los propios bomberos del todopoderoso Cuerpo de Bomberos de Ñuñoa, los que miran con celos el actuar de la Brigada, y una posible fuga de socios hacia este tipo de iniciativas independientes. A tal punto ha llegado esto, que en el último incendio registrado cerca de la Quebrada de Macul, los bomberos estaban impidiendo el paso de la Brigada al lugar del siniestro.
A pesar de esto, la Brigada es un ejemplo de como la comunidad puede organizarse para impedir que sus bosques y ecosistemas sigan siendo consumidos por las llamas.
No podemos continuar quemándonos. Sin duda el planeta buscará su equilibrio. Pero en vez de nosotros salvar el planeta, deberemos nosotros salvarnos del planeta.
Nunca habrá un “punto de no retorno” para la Tierra. Sí para la humanidad.
Red por la Defensa de la Precordillera. Enero 2017.