Mucho se habla de los movimientos sociales y de sus causas. Del porqué la mayoría de ellos critican el sistema político. En tiempos en que la representatividad y la participación exclusiva de los partidos están en tela de juicio, es bueno aclarar ciertas dudas.


NO TENEMOS ELECCIÓN


Mucho se habla de los movimientos sociales y de sus causas. Del porqué la mayoría de ellos critican el sistema político. En tiempos en que la representatividad y la participación exclusiva de los partidos están en tela de juicio, es bueno aclarar ciertas dudas.

1. Reconocemos que hay un estado de cosas, algo que está ocurriendo o puede ocurrir, que amenaza o deteriora nuestra vida. Las antenas de celular, la falta de viviendas, las autopistas concesionadas, la contaminación del territorio o la destrucción de los ecosistemas, son situaciones suficientes para despertar preocupación, indignación e impotencia. Entonces nos buscamos, porque solos no podemos. Nos buscamos para poder, y ese poder es cambiar la situación que nos amenaza.

Al buscarnos nos vamos encontrando y nos vamos queriendo. Queriéndonos vamos trabajando, porque nos damos cuenta que a través de un trabajo fraterno y
coordinado es posible cambiar la realidad. Y pareciera que siempre el ser humano es más feliz en el encuentro, en el celebrarse a sí mismo el simple hecho de existir. Entonces la organización social comienza a ser una gran familia, como algo natural que siempre buscamos.

2. Reconocemos que este estado de cosas que amenaza nuestras vidas, ocurrió porque situaciones, personas y actos anteriores a él permitieron que ocurriese. Nuestra memoria, que en el relacionarse va haciéndose colectiva, no olvida las promesas o acuerdos hechos de cara a la comunidad, y las decisiones políticas hechas a espaldas de ella.

A espaldas, porque jamás se nos invita a participar de las decisiones esenciales. Hoy vivimos en un mundo al revés, porque los que han administrado el poder político en éstos últimos 40 años, han impuesto un sistema mucho más excluyente y desigual que el anterior.

Y el territorio que habitamos es una extensión de nuestro cuerpo, porque nos mantiene vivos. A tal punto llega ésta interrelación, que sin territorio no existiríamos. ¿De dónde sacaríamos el aire, el agua o los frutos? Separarnos de las decisiones sobre nuestro territorio es lo mismo que amputarnos una pierna o un brazo, sin preguntarnos siquiera.

Ésta amputación política ha sido fomentada por prácticamente todos los gobiernos y partidos, a través de un Estado funcional a los grandes grupos económicos, pretendiéndonos condenar a la aceptación y al silencio.

3. Hemos perdido la fe en este sistema, porque nos violenta y atenta contra nuestra vida. Y como no olvidamos, hemos perdido la fe en los charlatanes que deciden por nosotros.

El sistema político actual, y quienes legitiman sus mecanismos para beneficiarse a sí mismos, son los principales responsables de la depredación de nuestro territorio.
Una tras otra elección, quienes han ocupado cargos de autoridad han mantenido y profundizado este estado de cosas.

Entonces, el voto aparece como un vehículo que valida a “los mismo de siempre”, más que una herramienta de cambio o decisión. Por mucho que se llame a elecciones, pareciera que no hay elección, ya que uno u otro conglomerado, gobierno y oposición, defienden y protegen el estado de cosas que ellos mismos han propiciado.

4. ¿Cuál es la verdadera elección, entonces? Porque al parecer votamos en contra de nosotros mismos, y a favor de un pequeño grupo privilegiado, que a costa de leyes y cargos pretende mantener todo igual.

La solución a esto, más allá de seguir acusando la traición, es construir un proyecto político desde la ciudadanía, una nueva propuesta de vida desde los pueblos.

Propuesta colectiva de vida, como una afirmación de la libertad de nuestra especie. Porque no solo queremos cambiar la realidad que nos daña, sino que queremos
proponer un mundo nuevo y mejor. Donde no se divida al ser humano de su territorio. Donde no queden las decisiones más esenciales de nuestra vida en manos de unos pocos, y nuestras riquezas y formas de vivir, dictadas por unos pocos. El mundo de los pocos debe desaparecer.

En esta propuesta estamos trabajando hace varios años. Como Red hemos comenzado a ser parte de éstos espacios fraternos, lugares comunes que van pariendo el proyecto social que necesitamos.

Por esto la Red por la Defensa de la Precordillera no adhiere a ningún candidato o partido político, y en éstas “nuevas elecciones” municipales de la Florida, no hacemos ningún llamado especial. Sencillamente porque no hay tal elección, y todos los partícipes del actual sistema político han sido autores o cómplices de que nuestros bosques precordilleranos estén privatizados y gravemente amenazados.

Exigimos soberanía de nuestro territorio. Exigimos aire puro, viviendas dignas y lugares comunitarios. Hacemos un llamado a los candidatos a que ellos voten por nuestras propuestas, y no al revés.

Seguiremos luchando por lo que nos da sentido, y junto a nuestras organizaciones hermanas, desarrollaremos un proyecto de comuna desde la gente, desde abajo, que pueda ocupar las instituciones existentes siempre en beneficio del ser humano.

Red por la Defensa de la Precordillera. Agosto 2012.