Marchas, tomas, campañas, incansables reuniones: una gran movilización social que rindió sus frutos en enero del 2012, cuando el megaproyecto inmobiliario en el bosque Panul era ambientalmente rechazado.
Han pasado más de 5 años desde aquel “triunfo”, y el bosque y la precordillera de Santiago continúan en total desprotección.
El verdadero problema: propiedad privada versus protección ambiental.
Imaginemos que somos dueños de un terreno. Si así fuera, podríamos hacer lo que queramos en él. Llenarlo de basura, o sacar toda la vegetación de la noche a la mañana, y a lo sumo pagar multas. O incluso construir lo que se nos plazca, como edificios, calles y centros comerciales.
Si a esta precaria situación sumamos que el Bosque Panul es un lugar de esparcimiento para millones de personas, y que no cuenta con ninguna protección o control oficial; que existen más de 20 accesos al lugar, y que se realizan diversos usos, muchas veces sin calcular su real impacto (como fogatas que generan incendios forestales, competencias de ciclismo que causan erosión, fiestas, eventos lucrativos, o mascotas que alejan la fauna nativa), la situación es realmente triste, ya que el bosque se deteriora día tras día.
La precordillera de Santiago en su conjunto no corre mejor suerte que el Bosque Panul. Al parecer, el Estado no protegerá este territorio, esperando entonces la buena voluntad de sus dueños.
Veamos en la comuna de la Florida. La mayor parte de sus dueños son inmobiliarias: Gesterra (hoy Sixterra) y ENACO. Es decir, no son precisamente conservacionistas.
¿Porqué un Parque en la precordillera y el Bosque Panul?
La precordillera y el Bosque Panul ayudan a descontaminar y refrescar toda la cuenca de Santiago. Sus bosques siempre verdes absorben las aguas lluvias y detienen los aluviones provenientes de la alta montaña. En una de las ciudades con los peores registros de contaminación, extrema congestión vial y mínimos espacios de áreas verdes, además mal distribuidos, ciertamente se necesitan más bosques, más parques y más transporte público y de calidad; no más autopistas, ni más casas ni más autos que aumenten los tacos y el SMOG.
Para esto debemos generar un Parque Público Comunitario en el Panul, con el objetivo de conservar la naturaleza de este bosque y de toda la precordillera, para continuar recibiendo sus beneficios, no un lugar abierto donde se puede hacer de todo y sin control alguno como es ahora.
¿Y el Estado protegerá la precordillera y el Panul?
El gobierno de la Nueva Mayoría, a través del Intendente Claudio Orrego, se comprometió hace tres años a realizar alguna protección, la que hasta el momento no ha sucedido.
Lo que si sucedió fue una respuesta del Ministerio de la Vivienda, a un comunicado de la Red Precordillera, señalando que el Estado no generará un parque en el Bosque Panul, por el alto costo que este tendría (40.000 millones de pesos). Siendo consultados por estos antecedentes, se negaron a entregar los documentos.
Una investigación ciudadana reveló que ese valor no era el valor real o de mercado, sino que fue inflado por la familia Navarrete Rolando, gracias al resultado de compraventas falsas hechas entre distintas empresas creadas por ellos mismos. Es decir, no era el mercado quien fijaba el valor del Panul, sino que sus propios dueños.
Esta situación es grave, porque si fuesen los privados quienes fijan el precio de sus terrenos, nunca el Estado podría generar parques públicos. La ley es clara en ese sentido, y es el valor de mercado el que debe primar, no la especulación inmobiliaria, sobre todo en terrenos donde supuestamente ya no se pueden construir viviendas.
Hoy día, la constitución generada en dictadura permite al Estado proteger nuestro patrimonio ambiental a través de parques, vía plan regulador comunal o metropolitano. (art. 59 y 59 bis, ley general de urbanismo y construcción).
Sin embargo, ni el alcalde Rodolfo Carter, ni el gobierno de Michelle Bachelet a través de su intendente Orrego, han realizado gestiones para proteger este lugar.
Con esta política urbana, la Nueva Mayoría y la derecha terminan siendo más neoliberales y dictatoriales que la misma dictadura que las precedió.
¿Y la tasación real cuándo?
De continuar así, el futuro del bosque es desolador. La comunidad organizada no da abasto para su cuidado, y si bien se mantiene limpio y se realizan actividades como jornadas de reforestación y protección, su deterioro es constante. Hay muy pocos renovales o árboles nuevos, que demuestran el estado crítico en que se encuentra el Bosque Panul.
Hacemos un llamado a las autoridades políticas a que dejen sus intereses de lado, y escuchen lo que exige hace años la ciudadanía, que es un trato digno hacia nuestros últimos bosques que sobreviven en una de las ciudades más contaminadas del planeta.
Queremos que se haga una tasación real, para determinar cuánto deberemos pagar como sociedad por contar con un Parque Público en el Panul, como primer paso.
Pronto entregaremos antecedentes que explican el porqué continúa desprotegido este importante territorio.